domingo, 24 de enero de 2016

¿Qué es el Deus Ex Machina?


Se denomina «Deus Ex Machina» a toda trama que se resuelve a través de un elemento, personaje o fuerza externa que no haya sido mencionado con anterioridad y nada tenga que ver con los personajes ni la lógica interna de la historia.

Para entendernos: imaginemos que estoy contando el drama de una familia, con una serie de conflictos entre los personajes y todo con un tono realista. La tensión de la historia va en aumento hasta que, de repente y porque yo lo valgo, me saco de la manga que un personaje tiene poderes mágicos y lo soluciona todo. ¿Cómo se os quedaría el cuerpo? ¿No sentiríais que os estoy tomando el pelo?.

Tanto si hablamos de narrativa como si hablamos de cine, me gusta pensar que la ficción es un juego en el que se establecen una serie de reglas al principio de la historia. El lector acepta esas reglas y decide jugar sumergiéndose en la trama, no importa lo fantástica que ésta sea. A cambio solo pide que no le hagan trampas.

Nada frustra más en la ficción que esa sensación de que el escritor ha tomado un atajo para solucionar uno de sus conflictos. Te sientes estafado. Por eso hemos de tener cuidado con lo de resolver una trama a través del «Deus Ex Machina», o correremos el riesgo de que el lector se sienta así.

¿Cómo evitar el Deus Ex Machina?


¿Y qué pasa cuando descubrimos que hemos creado una de esas tramas que ya solo pueden resolverse a través del azar o de un elemento externo a la historia? ¿Qué podemos hacer para evitarlo? ¿Cómo convertir en verosímil su resolución?

Pensemos en aquel buen consejo que nos dio Chéjov y que decía algo así como: no muestres una pistola cargada en el primer acto si no piensas dispararla en el último. El «Deus Ex Machina» es justamente lo contrario, ya que consistiría en disparar una pistola en el último acto sin que nadie hubiese tenido noticia de ella en toda la obra.

La mejor forma de evitar caer en el «Deus Ex Machina» es introducir la pistola en el primer acto (por cierto, tomemos la pistola como lo que es: una metáfora de ese elemento externo que dará un desenlace a la trama. No hace falta que sea una pistola de verdad). ¿Cómo podemos hacer esto?

1."Si te has dado cuenta de que la resolución de tu trama es, por ejemplo, un golpe de azar, introduce el azar como un elemento lógico desde el comienzo. Cambia las reglas del universo narrativo (esas que se establecen en las primeras páginas de la historia) y haz que el azar sea determinante también en otros momentos."

2."Dándole una trama o una sub-trama propia: ya sea un personaje, una pistola, una fuerza de la naturaleza o cualquier otro elemento externo, una buena forma de que no moleste cuando nos la saquemos de la manga al final, es dándole peso en la historia previamente.
Por ejemplo, en aquella novela negra de la que hablábamos antes, la clave estaría en introducir al asesino (el vecino de arriba) en una sub-trama anterior. Podría encontrarse con el detective por las escaleras y charlar con él, darle incluso alguna pista falsa, o que el detective llegue a sospechar de él pero luego lo descarte… Lo que sea que se nos ocurra, pero dejemos que el lector lo conozca antes, para que luego pueda sorprenderse (en lugar de enfadarse) cuando descubra que es el asesino."

Eso sí, hazlo siempre con sutileza. Si haces demasiado hincapié en el vecino la primera vez que la mencionas, el lector se dará cuenta de que es el asesino y ya no le sorprenderá el final. La escritura es como un juego, pero el escritor ha de ser como un mago: todo el mundo sabe que estás usando trucos, pero no deben darse cuenta de cuáles son o el espectáculo será un fracaso.